¡Cayó La Gran Babilonia!

Caída de la Gran Babilonia



Luego
vi a otro ángel que volaba
por lo alto del cielo y tenía una buena nueva eterna
que anunciar a los que están en la tierra, a toda nación,
raza, lengua y pueblo. Decía con fuerte voz: “Temed a Dios y
dadle gloria, porque ha llegado la hora de su juicio; adorad
al que hizo el cielo y la tierra, el mar y los manantiales
de agua” (Ap.14,6-7).
El
ángel anuncia la buena nueva, la Verdad que siempre Dios ha
dado para todos
sin distinción porque todos pueden recibirla,
acogerla, vivirla. Este ángel llama a la conversión, a que
todos los que han seguido estas construcciones tan humanas
se dejen llenar de
la Luz
que este ángel trae hoy iluminando también este Apocalipsis.
Es
hora de que todos ellos teman a Dios, que ya la ha
enjuiciado, como así mismo muchos la enjuiciarán porque ven la Luz hoy. La noticia es para
todos, es universal, para
toda nación
(religión), raza,
lengua, y pueblo. Todos la conocerán. Y se hace oír
con fuerte voz
para que sea escuchada por todos.
Es hora de dar
gloria a Dios que trae
la Verdad
a nosotros. Es hora de adorar al que hizo el cielo, la
tierra, el mar, y los manantiales de agua
(Ap.8,6-10).
Ésta es la noticia:
“Y un
segundo ángel le siguió diciendo: Cayó, cayó la Gran Babilonia, la que dio a beber a todas las
naciones el vino del furor” (Ap.14,8).
Dio de beber
el vino del furor,
porque todo lo que había dado desde ella misma
no era lo que habría
de salvar a otros aunque ella misma se lo creyera, y con
ella muchos no se encontraron o no se encontrarán limpios al
llegar a
la Presencia
de Dios.
Ésos
son de los que se dice en los versículos siguientes que
reciben el vino del
furor en su final.





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